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viernes, 5 de mayo de 2017

La Opinión del Psicólogo - Optimismo/Pesimismo (1 de 2)

textos elaborados por Alejandro Yus, psicólogo


EL OPTIMISMO

     Hay muchos mitos en cuanto lo que significa ser optimista, muchos creen que simplemente se trata de mirar el vaso medio lleno, o esperar que la vida sea espectacular y siempre podamos vivir en un mundo lleno de felicidad y perfección. Las bases del optimismo real va más allá de decirse lindas frases de aliento o imaginarnos capaces de lograr todos nuestros deseos. El verdadero optimismo yace en la manera en que interpretamos las CAUSAS de las experiencias.


     Todos tenemos hábitos de pensamiento, una manera determinada de interpretar la realidad. Esto se conoce como estilo explicatorio, el cual incluye tres puntos fundamentales: la permanencia, la penetrabiliad y la personalización (estas denominaciones pueden variar de acuerdo a las traducciones)



PERMANENCIA:

     Las personas que se recuperan rápidamente de los contratiempos de la vida creen que las causas de los malos eventos son temporales. El optimista es capaz de ver los sutiles matices de la vida, no piensa en términos absolutos de TODO o NADA, sino que presta atención a todos los términos medios que las situaciones nos ofrecen.

     Los buenos eventos son considerados con causas permanentes, lo que quiere decir que la persona está propensa a que más cosas buenas sucedan, va a estar receptiva porque en algún punto está convencida de que volverá a triunfar ante los desafíos. Son conscientes de sus habilidades y saben que siempre podrán contar con ellas. Cuando consideramos que nuestro éxito tiene causas permanentes, cada vez nos vamos a esforzar un poco más, ya que confiamos en nosotros.



PENETRABILIDAD:

     Este concepto tiene que ver con cómo las causas contaminan o no todo nuestro esfuerzo. Si pensamos que una causa es negativa y que además esa fuerza irá más allá de ese evento en particular, nos sentiremos desolados. Si me fue mal en el examen de matemáticas, no quiere decir que me va a ir mal en el segundo intento, pero si yo ya estoy convencido de que así será, gracias al poder de la sugestión voy a terminar teniendo razón.

     Los optimistas cuando se enfrentan a un problema, un fracaso, una decepción, hacen el duelo pertinente, sufren igual que todos, pero deciden seguir adelante con sus vidas, no se quedan enredados en lo que pasó, no se torturan pensando cómo las cosas hubieran sido distintas. Lo guardan en una cajita y siguen adelante. Si un aspecto de nuestras vidas no está funcionando, no quiere decir que nada esté funcionando.

     Los eventos buenos tienen causas globales para ellos, podrán esparcirse positivamente hacia las demás áreas de nuestra vida. Los eventos negativos tienen causas específicas, arruinaron algo, pero no tendrán la fuerza suficiente para arruinar el resto.



PERSONALIZACIÓN:

     La personalización hace referencia a quién es el culpable cuando las cosas malas suceden. La gente puede culparse a sí misma, a los demás o a las circunstancias externas. Esto no quiere decir que los optimistas jamás se hacen cargo de sus equivocaciones, simplemente quiere decir que cuando se equivocan piden perdón e intentan enmendar la situación, pero no se castigan eternamente por el error cometido. No dejamos de ser valiosos porque nos equivocamos, nadie es perfecto y pueden vivir con eso.

     A veces realmente son los demás o las circunstancias externas lo que nos llevan a ciertas situaciones desagradables, lo importante es saber discernir cuando realmente es nuestra responsabilidad y cuando no. Si existe un aspecto de la personalidad del optimista que dificulta las relaciones, en vez de ser duros consigo mismos intentan cambiar esa conducta, pero lo hacen desde la aceptación y el amor hacia sí mismos. La persona pesimista tiende a echarse la culpa siempre, incluso en aquellas situaciones donde es inocente.



     El optimismo no es algo que vemos a simple vista en los demás, es un rasgo profundo, todos tenemos pensamientos optimistas y pesimistas, lo que hace la diferencia es cuál de los dos polos prima en el día a día.

     Tanto el pesimismo como el optimismo tienen cierto componente genético en juego, pero sobre todo son aprendidos. Si nuestros familiares, maestros, las personas significativas a nuestro alrededor, nos enseñaron sin saberlo una determinada manera de explicar las causas de los sucesos, iremos repitiendo también ese modelo sin percatarnos que quizás no aprendimos la mejor manera de lidiar con las experiencias.



¿Por qué es importante aprender a ser optimista?

     Los estudios han demostrado que ellos viven más tiempo, tienen una mejor calidad en su salud. Ante los fracasos reaccionan como si éstos fueran desafíos, los enfrentan con energía y esperanza. Las personas optimistas piensan de manera creativa, tolerante, constructiva, generosa, relajada. Todas estas razones son más que suficientes para adoptar un estilo explicatorio optimista, que indudablemente va a contribuir a que seamos más felices y podamos disfrutar de relaciones significativas con los demás.



Tipos de optimismo

Según Segerstrom y cols. (1993), existen dos tipos de optimismo:

    El optimismo disposicional se refiere a una manera constante de enfrentar los hechos en la que se da la generalización de expectativas positivas de obtener buenos resultados, es decir, es un estilo de enfrentar la vida que involucra una disposición positiva. 

     El optimismo situacional se entiende por el mecanismo que surge frente a un evento estresante y que permite enfrentar de mejor forma dicho evento. No es una disposición o manera de enfrentar la vida constante, sino que se da frente a una situación particular, generalmente una situación estresante.

     Este mismo autor sugiere, además, otros dos tipos de optimismo: el optimismo defensivo y el optimismo proactivo.


     El optimismo defensivo corresponde al intento del individuo por minimizar la inquietud sobre un comportamiento frente al cual uno se siente capaz de cambiar. 

     El optimismo proactivo fomenta el cambio positivo del comportamiento.

     Shelley y cols. (1992), plantean la existencia de un tipo de optimismo denominado optimismo ilusorio, éste es de carácter adaptativo y se asocia a personalidades mentalmente sanas, que se evalúan mejor, son personas preocupadas por otros, más persistentes y creativos para enfrentar sus metas y enfrentan de mejor manera el stress. Sin embargo, el optimismo ilusorio puede interferir con la percepción objetiva de riesgos externos evitando que las personas tomen las medidas necesarias para evitarlos, pero en general, protegen a las personas de situaciones muy amenazantes para su personalidad y también los protege de situaciones estresantes.


     En general se ha visto que el optimismo es un aspecto de la personalidad de los sujetos y que éste determinará en gran medida la manera como los sujetos enfrentan su vida en toda su magnitud, es decir, en las relaciones con otros, de establecer expectativas y planes sobre el futuro, enfrentamiento de situaciones, etc.

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